Seis meses después de la guerra, los productos rusos siguen llegando a EE.UU.

BALTIMORE – En un día caluroso y húmedo de la costa este de este verano, un enorme buque portacontenedores llegó al puerto de Baltimore cargado con láminas de madera contrachapada, varillas de aluminio y material radiactivo, todo procedente de los campos, bosques y fábricas de Rusia.

El presidente Joe Biden prometió “infligir dolor” y asestar “un golpe demoledor” a Vladimir Putin mediante restricciones comerciales a productos básicos como vodka, diamantes y gasolina a raíz de la invasión rusa de Ucrania hace seis meses. Pero cientos de otros tipos de bienes no autorizados por valor de miles de millones de dólares, incluidos los encontrados en el barco con destino a Baltimore desde San Petersburgo, Rusia, continúan llegando a puertos estadounidenses.

La Associated Press descubrió que más de 3.600 envíos de madera, metal, caucho y otros productos han llegado a puertos estadounidenses desde Rusia desde que comenzó a lanzar misiles y ataques aéreos contra su vecino en febrero. Se trata de una caída significativa con respecto al mismo período de 2021, cuando llegaron alrededor de 6.000 envíos, pero aún así suma más de mil millones de dólares en comercio al mes.

En realidad, nadie involucrado esperaba que el comercio se detuviera después de la invasión. Prohibir las importaciones de ciertos artículos probablemente haría más daño a esos sectores en Estados Unidos que en Rusia.

“Cuando impongamos sanciones, podría perturbar el comercio mundial. Así que nuestro trabajo es pensar qué sanciones tienen el mayor impacto y al mismo tiempo permiten que funcione el comercio global”, dijo a la AP el embajador Jim O'Brien, que dirige la Oficina de Coordinación de Sanciones del Departamento de Estado.

Los expertos dicen que la economía global está tan entrelazada que las sanciones deben tener un alcance limitado para evitar hacer subir los precios en un mercado ya inestable.

Además, las sanciones estadounidenses no existen en el vacío; Las capas de prohibiciones de la Unión Europea y el Reino Unido dan como resultado reglas comerciales complicadas que pueden resultar confusas para compradores, vendedores y formuladores de políticas.

Por ejemplo, la administración Biden y la UE publicaron listas separadas de empresas rusas que no pueden recibir exportaciones, pero al menos una de esas empresas, que suministra al ejército ruso metal para fabricar aviones de combate que actualmente lanzan bombas en Ucrania, todavía está vendiendo millones. de dólares en metal a empresas estadounidenses y europeas, encontró AP.

Mientras que algunos importadores estadounidenses buscan materiales alternativos en otros lugares, otros dicen que no tienen otra opción. En el caso de las importaciones de madera, los densos bosques de abedules de Rusia crean una madera tan dura y fuerte que la mayoría de los muebles de madera para las aulas estadounidenses y gran parte de los pisos de las casas se fabrican con ella. Los contenedores de envío de artículos rusos (granos, zapatos para levantar pesas, equipo de criptominería e incluso almohadas) llegan a los puertos de EE. UU. casi todos los días.

Un desglose de los bienes importados de Rusia muestra que algunos artículos son claramente legales e incluso alentados por la administración Biden, como los más de 100 envíos de fertilizantes que han llegado desde la invasión. Productos ahora prohibidos, como el petróleo y el gas rusos, continuaron llegando a los puertos estadounidenses mucho después del anuncio de sanciones debido a los períodos de “liquidación”, que permitieron a las empresas completar los contratos existentes.

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En algunos casos, puede resultar difícil discernir el origen de los productos enviados desde los puertos rusos. Las compañías energéticas estadounidenses siguen importando petróleo de Kazajstán a través de puertos rusos, aunque a veces ese petróleo se mezcla con combustible ruso. Los expertos en comercio advierten que los proveedores rusos no son confiables y que las estructuras corporativas opacas de la mayoría de las grandes empresas rusas hacen difícil determinar si tienen vínculos con el gobierno.

"Es una regla general: cuando hay sanciones, habrá todo tipo de planes turbios y comercio ilícito", dijo el economista ruso Konstantin Sonin, que enseña en la Universidad de Chicago. "Aun así, las sanciones tienen sentido porque, aunque no se puede eliminar el 100% de los ingresos, se pueden reducir".

Muchas empresas estadounidenses están optando por cortar el comercio con Rusia. La cerveza Coors, por ejemplo, devolvió un envío de lúpulo a una empresa estatal rusa en mayo como parte de un compromiso de suspender todos los negocios en el país, dijo la portavoz de Molson Coors Beverage Co., Jennifer Martínez.

Rusia y Estados Unidos nunca fueron socios comerciales importantes, por lo que sancionar las importaciones es sólo una porción muy pequeña de la estrategia de represalia. Las restricciones a las exportaciones de Estados Unidos (de tecnología en particular) causan más daño a la economía rusa, y las sanciones al Banco Central ruso han congelado el acceso de Rusia a aproximadamente 600 mil millones de dólares en reservas de divisas en Estados Unidos y Europa.

Sin embargo, las sanciones tienen un peso simbólico más allá del daño financiero que podrían infligir, particularmente para los consumidores estadounidenses horrorizados por la guerra.

Por JULIET LINDERMAN y MARTHA MENDOZA Associated Press